Gases de efecto invernadero
(GEI)
La radiación solar que llega a la tierra es absorbida por ésta, cuya superficie se calienta e irradia calor hacia la atmósfera. Un conjunto de gases de la atmósfera absorben, de distinta forma, el calor que reciben de la tierra.
Los llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI): el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y ozono (O3) entre otros, hacen que parte del calor desprendido por la tierra sea retenido.
Si este efecto invernadero natural no existiera, la temperatura de la tierra sería sensiblemente menor (se estima que 33°C menos) y la vida en la tierra muy distinta.
Las actividades humanas, desde la Revolución industrial, han incrementado en forma sostenida las emisiones de los GEI naturales y de otros gases y compuestos.
El aumento del Efecto invernadero tiene como resultado un aumento de la temperatura de la superficie terrestre y otros efectos relacionados, tales como el crecimiento del nivel del mar, cambios en la circulación atmosférica y regímenes de lluvias, entre otros.
Este fenómeno se denomina Cambio climático y tiene un impacto potencial significativo en el medio ambiente y la vida tal como la conocemos: inundaciones, sequías, mayor severidad y frecuencia de eventos extremos, así como cambios en las zonas climáticas que distorsionan los distintos ecosistemas con la consiguiente modificación o pérdida de biodiversidad.
Esto afecta también a la agricultura y la disponibilidad de agua, y por tanto influye en la alimentación y la salud de la población.